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Todos los Santos
- Vivo en constante acción de gracias, uniéndome a la alabanza eterna
que se canta en el cielo de los santos. - - 2 -
- Te cito en el Hogar del amor. Allí transcurrirá mi eternidad
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- Cuando llegue la noche, tras un diálogo de amor que no se ha interrumpido en nuestro corazón,
durmámonos también en el Amor. Tal vez descubramos algunas faltas, algunas infidelidades.
Pongámoslas en el Amor: es un fuego consumidor. - - 4 -
- Te pido que lo marques todo con el sello del amor.
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- ¡Qué cosa tan seria es la vida! Cada minuto de ella se nos da
para que nos vayamos «arraigando» más en Dios, según la expresión de san Pablo. - - 6 -
- Ha llegado el atardecer de mi vida, ese atardecer que precede al día sin ocaso,
y siento en mi corazón unas efusiones de amor mucho más intensas. - - 7 -
- Es toda la Trinidad que descansa en nosotros,
todo ese misterio que será objeto de nuestra visión en el cielo. - - 8 -
- Pienso que mi misión en el cielo consistirá en atraer a las almas,
ayundándoles a salir de ellas mismas, para unirse al Señor a través de un movimiento sencillo y amoroso,
y guardarlas en ese gran silencio interior que permite a Dios imprimirse en ellas, transformarlas en El mismo. - - 9 -
- (Mirando a su Crucifijo) ¡Nos amamos tanto!
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- (Sus últimas palabras) ¡Me voy la luz, al la vida, al amor!
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- Creo que he encontrado mi cielo en la tierra,
pues el cielo es Dios y Dios es mi alma. - - 12 -
- La muerte … es el sueño de un niño que se duerme sobre el corazón de su madre.
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- Unámonos para amarle. Cómo gustaría vivir ya sólo de amor,
vivir ya muy por encima de esta tierra dondo todo déjà vacío en el alma. - - 14 -
- Si Dios aún no ha querido romper la fina tela
que a mis ojos oculta la luz de su Beldad,
al menos por la fe yo levanto ese velo
para vivir con Él allá en la eternidad. - - 15 -
- Somos «conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios».
¡Entonces, por qué no vivir ya así, pues en lo más hondo de nuestra alma tenemos ya
a Quien un día será nuestra bienaventuranza! - - 16 -
- Te lego mi fe en la presencia de Dios, de ese Dios todo Amor que habita en nuestras almas.
Te hago una confidencia: esta intimidad con Él «en lo interior» ha sido el hermoso sol
que ha iluminado mi vida convirtiéndola en un cielo anticipado. - - 17 -
- Hagamos en nuestra alma un vacío
que le permita venir a ella para comunicarle su vida eterna. - - 18 -
- Cuando contemple la sublime Belleza en su inmenso esplendor,
le pediré que se imprima en tu alma para que ya en esta tierra
seas hermosa con su hermosura y luminosa con su luz. - - 19 -
- Mi sueño consiste en ser la alabanza de su gloria,
mientras espero ir a cantar el Sanctus eterno en la ciudad de los santos. - - 20 -
- En el cielo o en la tierra, ¡vivamos en el Amor y para glorificar al Amor!
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- O mis Tres, mi Todo, mi eterna Bienaventuranza, Soledad infinita, Inmensidad donde me pierdo,
yo me entrego a Ti como víctima. Escóndete en mí para que yo me esconda en Ti,
hasta que vaya a contemplar en tu luz el abismo de tus grandezas - - 22 -
- Él está dentro de nosotros para santificarnos.
Pidámosle, pues, que Él mismo sea nuestra santidad. - - 23 -
- En esta última hora de mi destierro, en este hermoso atardecer de mi vida,
¡qué serio me parece todo a la luz que me viene de la eternidad...! - - 24 -
Christo Rey
- Hagámos crecer Cristo en nuestras almas,
mantengámosle solo y apartado; que Él sea verdaderamente Rey. - - 25 -
- El Cordero podrá llevar al alma a las fuentes de la vida, adonde Él quiera y como le plazca,
porque ella no se fija en los senderos por donde va,
sino que simplemente lleva clavados los ojos en el Pastor que la conduce. - - 26 -
- Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro, ayúdame a olvidarme totalmente de mí,
para establecerme en Ti, inmóvil y serena, como si mi alma estuviera en la eternidad - - 27 -
- Preparemos nuestra eternidad, vivamos con Él,
pues sólo Él puede acompañarnos y ayudarnos en ese gran tránsito.
Él es un Dios de amor. - - 28 -
- Qué dulce y qué save es la muerte para las almas que sólo lo han amado a Él.
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- Pienso que el cántico nuevo que más puede seducir y fascinar a mi Dios
es el canto de un alma desasida y liberada de sí misma,
en la que Él pueda reflejar todo lo que Él es y hacer todo lo que quiera. - - 30 -
- ¿No consiste también nuestra misión en preparar caminos al Señor por medio de nuestra unión
con Aquel a quien el Apóstol llama «fuego devorador»?